El principio de precaución y cautela es un concepto que respalda la adopción de medidas protectoras ante las sospechas fundadas de que ciertos productos o tecnologías crean un riesgo grave para la salud pública o el medio ambiente, pero sin que se cuente todavía con una prueba científica definitiva.
Este principio, que se trata en el artículo 191 del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.